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Para producir el arroz blanco o refinado el grano integral es sometido a un proceso con el cual se le retira la capa exterior y el germen. Y básicamente lo que queda es el endospermo, que consiste principalmente de almidón.
En países desarrollados como Estados Unidos y el Reino Unido, más del 70% del arroz que se come es refinado.
Según investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, el arroz refinado tiene un índice glucémico alto, esto es, causa incrementos bruscos de los niveles de glucosa en sangre, lo que podría elevar el riesgo de diabetes. Por lo tanto, el arroz integral, igual que otros productos integrales, sería una opción más sana, pues libera la glucosa de una forma más gradual.
En el estudio publicado en la revista Archives of Internal Medicine, se analizaron los datos de tres grandes estudios llevados a cabo con cerca de 40.000 hombres y 157.500 mujeres sobre el consumo de arroz y el riesgo de diabetes. Los científicos descubrieron que quienes consumían cinco o más porciones de arroz blanco a la semana tenían 17% más riesgo de diabetes que quienes consumían menos de una porción al mes.

Por el contrario, el consumo de dos o más porciones de arroz integral a la semana mostró una reducción de 11% en el riesgo de desarrollar la enfermedad, comparado con el consumo de menos de una porción al mes.
Los autores concluyen que desde el punto de vista de la salud pública, debería recomendarse el reemplazo de granos refinados como el arroz blanco por granos integrales, incluido el arroz integral para facilitar la prevención de la diabetes tipo 2.