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Una taza de leche es la mejor fuente de calcio ya que aporta 300 miligramos de calcio. Entre otros alimentos ricos en calcio encontramos el queso, el yogurt, las almendras, el bróculi y las tortillas de maíz. 

Para absorber mejor el calcio se requiere de vitamina D, que encontramos en aceites de hígado y pescado como la sardina, el atún y el salmón. La vitamina D es producida por la acción de la luz solar sobre la piel humana por lo que se recomienda tener actividades al aire libre o darse pequeños baños de sol. Estudios realizados en la Universidad de Texas reportaron que las mujeres que trabajan en oficinas cerradas, bajo luz artificial, tienen más riesgo de padecer osteoporosis que las que tienen una ventana por donde entra el sol. 

Es importante consumir una dieta balanceada desde la juventud y realizar ejercicio al aire libre. Éste es vital para movilizar las reservas de calcio y mantener los huesos sanos. 

La vitamina C también nos ayuda a fijar el calcio, por lo que se recomienda una dieta rica en frutas cítricas o consumir platillos que se hayan marinado en jugo de limón o naranja. Por ejemplo sardinas o charales con jugo de limón o pollo a la naranja. 

El calcio no solo es vital para la salud de huesos y dientes; también es importante para mantener el ritmo cardiaco y la transmisión de los impulsos nerviosos. Se necesita para el adecuado crecimiento del músculo y para evitar calambres musculares. Este mineral es importante para prevenir el cáncer de colon y ayuda a reducir la presión arterial en personas hipertensas. Además inhibe la absorción de plomo y actúa como relajante natural por lo que se recomienda consumir los suplementos de calcio por la noche para evitar el insomnio. 

La deficiencia de calcio puede provocar los siguientes síntomas: calambres musculares, nerviosismo, palpitaciones, uñas quebradizas, hipertensión, insomnio y dolor en las articulaciones.